Ser testigos de la creación de la Universidad Cooperativa y Mutual Argentina (UCMA) no es solo presenciar el nacimiento de una nueva casa de estudios. Es, en realidad, participar de un momento bisagra en la historia del cooperativismo argentino y, particularmente, en la trayectoria de instituciones como CLEMiC, que lleva más de 75 años construyendo comunidad en el oeste provincial.

Fundada sobre los valores de la solidaridad, el esfuerzo colectivo y el servicio público, CLEMiC dio durante décadas respuesta a las necesidades más esenciales de su gente: la energía eléctrica, la salud, la comunicación, la asistencia social. Hoy, con la decisión de ser socia fundadora de una universidad, la cooperativa asume un nuevo desafío: ser también protagonista en el derecho a la educación superior.
La UCMA no es un proyecto más. Es la expresión de un profundo entendimiento de que la educación es el motor del cambio social. Que garantizar el acceso a la formación académica, basada en los principios cooperativos y mutuales, es sembrar las semillas de un futuro donde el desarrollo regional no dependa de la asistencia externa, sino de las capacidades construidas colectivamente desde el territorio.
Desde su fundación, CLEMiC ha sido ejemplo de que el trabajo mancomunado puede transformar realidades. Pero apostar ahora a la educación universitaria significa elevar ese compromiso a otro nivel: no sólo dar respuestas a las necesidades presentes, sino construir las respuestas del mañana. Formar profesionales que piensen y trabajen con lógica de cooperación, de inclusión, de servicio. Forjar líderes que entiendan que el bienestar de uno está ligado al bienestar de todos.
Este momento histórico debe ser leído también como una reafirmación del cooperativismo como un modelo vigente, dinámico y capaz de evolucionar. Lejos de quedarse atadas a su tradición, cooperativas como CLEMiC asumen con decisión los desafíos del siglo XXI. Y en un contexto donde muchas veces la educación superior queda concentrada en grandes ciudades o alejada de las realidades locales, apostar a una universidad territorial, de raíces mutuales y cooperativas, es un acto de justicia social.
CLEMiC demuestra así que la misión cooperativa no se limita a los servicios, sino que se expande hacia la formación, la cultura, la innovación, abriendo caminos para que las nuevas generaciones tengan más herramientas, más oportunidades y más razones para crecer y quedarse en su tierra.
Somos testigos de un tiempo donde la historia no se recuerda: se construye. CLEMiC, junto a otras entidades hermanas, escribe hoy una página que será recordada como el inicio de una nueva etapa. Una etapa donde el cooperativismo no sólo da luz, salud y solidaridad, sino también educación, conocimiento y futuro.
En definitiva, la creación de la UCMA es una conquista colectiva. Y el hecho de que nuestra cooperativa, con más de siete décadas de compromiso, sea fundadora de esta institución, nos llena de orgullo, pero también nos convoca a redoblar esfuerzos. Porque la verdadera transformación no empieza ni termina en un aula: se multiplica cada vez que un joven de nuestras comunidades puede estudiar, formarse y construir un futuro mejor sin alejarse de sus raíces.
Desde el corazón del oeste cordobés, CLEMiC vuelve a decir presente. Acompañando sueños, generando oportunidades y reafirmando que el cooperativismo, cuando se nutre de educación y compromiso, es capaz de construir futuro.